Merkadome y alrededores

Toda la zona al sur de Puentechatarra, de un tamaño parecido al del mapa que ahora conocemos está siendo creada principalmente por los patrones del Patreon de Punkapocalyptic. Los patrones hacen propuestas y mediante votaciones poco a poco se va completando todo, desde los barrios hasta las criaturas que lo pueblan.

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Merkadome

Historia

En los tiempos del Mundo de Antaño, el presidente Trump Beta (un clon con ciertas taras de Donald Trump) decidió construir el centro comercial más grande del mundo, casi como una pequeña ciudad. En un lugar cercano se había creado una enorme fábrica de androides, y sus trabajadores necesitaban un lugar para gastar sus dineros. Aunque visitantes de todo el país e incluso más allá iban a visitar el lugar.

Para su construcción se creó una enorme presa, pero cuya pared en lugar de cemento estaba hecha de vidrio. Esta pared transparente formaba parte del centro comercial, y desde ella podían contemplarse a multitud de espectaculares criaturas acuáticas que llevaron al lago que se formó. Una enorme cúpula cubría todo el complejo, pudiendo ver el exterior o funcionar como una pantalla gigante donde se podían mostrar mensajes publicitarios. Además, el agua de la presa salía a través de un agujero en la cúpula formando un río navegable que recorre por dentro el centro comercial hasta salir por la entrada principal.

Descripción

Después de la creación de las Megalópolis y el abandono del mundo exterior, el lugar fue deteriorándose y llenándose de bestias mutantes y demás criaturas. Aunque la cúpula consiguió resistir, partes del interior se han derrumbado sobre los aparcamientos y el alcantarillado inferior. En general el riesgo de habitar el lugar era demasiado grande… hasta hace unas decenas de años.

Un grupo de parameños descontentos, que dependiendo del rumor llegaron desde la zona de Puentechatarra, de más allá del Gran Mar o de mil sitios más, consiguieron ocupar una pequeña zona del lugar, y lo más importante llegaron a restaurar parte de la energía que provee la presa. El lugar fue conocido como Merkadome, y una vez que se extendió la voz cada vez más habitantes del Páramo fueron a vivir al lugar, hasta convertirse en el poderoso asentamiento que es actualmente.

En realidad solo una pequeña parte del centro comercial es habitable. La mayor parte son zonas salvajes y peligrosas que aunque albergan tecnología del Mundo de Antaño, en general solo conducen a la muerte. A pesar de todo, la «civilización» ha ido creciendo por la estructura del centro comercial como si fuera una ciudad. Chabolos de chapas, pozos de peleas, estructuras añadidas precariamente y pasarelas, muelles en la parte del rio…

El líder del asentamiento es el Cherife que controla y distribuye la energía intermitente, usándola como moneda de cambio y de opresión. 

La Pared, el muro de cristal que separa a Merkadome de ser engullida por el agua, está en unas condiciones bastante deplorables, con grietas y fugas constantes. El antigua agua cristalina es ahora una masa turbia entre la que no se ve nada más allá de pocos metros tras la Pared. El dedo de una enorme mano mecánica está poyado sobre la Pared formando unas grietas que aún no dejan pasar mucha agua pero que cada vez preocupan más. Se dice que en el interior de las aguas hay una criatura enorme que algunos habitantes adoran.

Departamentos

En Merkadome hay muchos Departamentos distintos (lo que en otros lugares serían barrios o simplemente zonas) y entre ellos tienen una extensión muy diferente, así como su organización o función, pero todos son parte importante del asentamiento y están gobernados por los Mascas. De entre estos Mascas, 12 forman parte de la mesa del Sindicato, el consejo gobernante del asentamiento. Estosasientos no son fijos, y pueden variar según las influencias y el poder fluctúan.

Localizaciones cercanas

Dentro del territorio conocido como la zona de Merkadome hay multitud de localizaciones más allá del asentamiento que le da nombre, de la misma manera que sucede con la Zona de Puentechatarra más al norte. Por supuesto, no todos están descritos aquí, ya que es una zona extensa con muchísimos pequeños asentamientos y lugares que pueden ser interesantes.

El Cementerio de Máquinas

En los tiempos antiguos el paro y la pobreza asolaban el planeta. Para intentar combatir esto, a algún dirigente se le ocurrió la idea de crear una enorme ciudad-fábrica donde miles de trabajadores construirían robots de todas las formas y tamaños pero nunca para funciones que pudiera hacer un ser humano. A la vez se les ofrecían a precio reducido unos alojamientos donde podían residir con sus familias. Merkadome fue de hecho construido relativamente cerca y unido mediante un tren de alta velocidad subterráneo, para dar un lugar de ocio donde toda esta gente podía gastar sus dineros recién ganados. Un trabajo justo, un salario digno… pues claro está, no paso mucho tiempo para que los gobernantes cambiaran y decidieran que era mucho más provechoso que los robots que se fabricaban allí sirvieran para construir más de los propios robots. Y bueno, que eso de casi regalar tanta vivienda era de estúpidos. Si esta gente trabajaba, bien podría pagar un 90% de sus sueldo para vivir allí. Claro está, poco a poco empezó a ser abandonado por los trabajadores humanos hasta convertirse en un lugar totalmente automatizado. Con la construcción de las megalópolis todo el sitio se «apagó» y abandonó.

En la actualidad podemos encontrar en el Cementerio de Máquinas, como lo conoce la gente del Páramo, los restos de aquellos robots que construían y a la vez eran construidos. El lugar podría ser el sueño más húmedo de cualquier chatarrero si no fuera por los enormes peligros que supone adentrarse allí. Peligrosas bestias del Páramo llaman a este lugar su hogar y acechan desde los retorcidos restos de los edificios. Pero sobre todo, de alguna manera algunas zonas aún conservan energía y desde allí robots hostiles no dudan en acabar con cualquier ser humano (los que para ellos incluye a los mutardos, lo que da que pensar) que se interne. Hay numerosos rumores sobre el lugar, desde que algunos robots han adquirido conciencia propia y están construyendo su propio ejército de máquinas hasta que una facción (cuál depende de quien te lo cuente) ha conseguido una tecnología allí que la hará imparable.

El María Yolanda Estuarda

En las aguas cercanas a la Costa Oxidada, entre Merkadome y Vientocho, existe un enorme crucero recreativo abandonado, en cuya estructura se puede leer pintado con grafiti en letras muy, muy grandes: «EL PUTO MARÍA YOLANDA ESTUARDA… ZORRAS!!» Adornado con una peineta enormemente obscena al lado. Lejos de ser otra ubicación fantasmagórica del Páramo más, este barco recreativo siempre está iluminado de forma hortera con lucesitas festivas, llamaradas de fuego y todo cartel luminoso y con brilli brilli que se pueda imaginar, porque es el mayor antro de fiesta y desmadre de todo el yermo. Regentado por la infame promotora de fiestas «La Yoly» y con un equipo «humano» brutal ( guardaespaldas en tanga y gafas de sol aceitados, camareros enanos con tutú, peña con trajes de animales y todo un equipo multidisciplinar de antiguos chatarreros e Hijos de la Sangre Negra adictos al speed), mantiene este pequeño rinconcito de placer siempre funcionando 24/7 para que la fiesta llegue a cotas de salvajismo que mojarían las bragas de tu papá. Si alguna vez has imaginado una perversión o te has drogado con material de ferretería… ha pasado antes allí y peor. Puedes encontrar ¡amor entre especies! !Amor entre electrodomésticos! ¡Látex! ¡Drogas! ¡Dj mongo!…. Todo eso y más en el puto barco de la Yoly!

El Sanatorio

Hay muy pocas leyendas que se cree que vienen desde los tiempos del Mundo de Antaño, pero una de ellas es la Maldición del Sanatorio. En los últimos días antes de la creación de las Megalópolis se creó como un centro de alto nivel para la cura de adicciones, traumas, fobias, depresiones y problemas similares. Su eficacia era tan increíble como su precio, pero nadie sabía sus métodos, ya que cualquiera que ingresara tenía prohibido contar lo que sucedía allí… y lo más sorprendente es que nadie lo hacía. Obviamente las habladurías sobre el lugar eran comunes, desde quienes les acusaban de utilizar placentas a quienes creían que era una manera de crear siervos de unas criaturas extradimensionales. Pero la cosa aún fue a más después de «el incidente». Un supuesto escape de gas, que realmente nadie pudo explicar con claridad, mató a todas las personas que se encontraban en el Sanatorio de manera repentina. El lugar quedó totalmente vacío en medio de la nada. A partir de entonces las historias sobre fantasmas que habitaban ese lugar fueron constantes. El hecho de que muchos investigadores que acudieron allí volvieran totalmente locos no ayudaba en exceso. La caída de la civilización no consiguió apaciguar todas estas leyendas. A pesar de que el lugar se conserva en casi perfecto estado desde entonces, nadie lo ha reclamado como asentamiento. Aquellos que lo han intentado han desaparecido, perdido la cabeza o se han suicidado a los pocos días. Las pocas palabras que se han repetido entre estos últimos es «el libro».

Bloquehogar

Bloquehogar, más conocido como el Pueblo Cambiante, a pesar de su pequeño tamaño, es uno de los más curiosos asentamientos que te puedes encontrar. Todo él fue edificado en (de hecho, con) los restos de un antiguo parque temático de eras pretéritas. Según parece, los primeros pobladores se dieron cuenta de la utilidad de las incontables piezas de plástico de diversos colores (originalmente concebidas como un juego de construcción infantil) como materia prima para edificar las estructuras necesarias para garantizar su supervivencia en el Páramo. Habían encontrado un material duradero y resistente, que podían además encajar y desmontar con la misma facilidad y sin necesidad de herramientas.

Así que, provistos únicamente de una paciencia notable, se dedicaron a desmantelar todas las representaciones de monumentos, esculturas y otras gilipollerías varias de los mónguers de antaño y usar las piezas para elevar unas altas murallas multicolores.
Varias generaciones después, sus actuales moradores se afanan, al abrigo de sus imponentes defensas, en construir edificios de diferentes formas y tamaños, desmontando otros para poder hacerlo. Todo ello en una incesante carrera urbanística orquestada por su errático Consejo Dirigente.

La Costa Oxidada

Una basta extensión costera repleta de los edificios y construcciones de una antaño majestuosa ciudad, que se alzan desde las aguas del océano que se la engulleron. La laberíntica mezcla de elevaciones, ruinas y rascacielos que surgen de entre estas oscuras y siempre brumosas aguas, donde acechan monstruosidades tanto marinas como voladoras, resulta una tétrica visión. Aquí han quedado aislados numerosos y valiosos recursos, olvidados en las islas que antes eran rascacielos y en las ruinas cavernosas que son abundantes tanto en la superficie como bajo ella.

Esta amplia costa, de oscura reputación, es pese a todo ligeramente más transitable que la no demasiado lejana Torrebrillantes, por lo que es frecuentada por temerarios buscatesoros y expediciones craabianas. Pero pese a ser un interesante punto de ruta dónde caravanas de Merkadome negocian con naves de Vientocho, siguen siendo aguas muy traicioneras y peligrosas. Algún pequeño refugio se puede encontrar en sus lindes en forma de enclaves, llenos de contrabandistas, alcohol barato traído desde Merkadome y oscuras leyendas locales. Y es que poca ley amansa esta amplia pero irregular extensión dónde prosperan bandidos carroñeros y piratas de toda calaña.

La Fortaleza del Cielo

Con ese nombre tan rimbombante se conoce a una antigua plataforma petrolífera que con las brutales catástrofes producidas por el cambio climático y las guerras, acabó en medio de la tierra una vez que el nivel del mar bajó en esa zona. El lugar es posiblemente el asentamiento más sencillo de defender de todo el Páramo, ya que funciona con los asaltantes de la misma manera que un hórreo lo hace con los ratones y demás. Es casi imposible subir por sus patas llenas de trampas, por lo que la única manera es que sus habitantes, conocidos como los Celestes, te lo permitan mediante una gran plataforma que pueden bajar y subir.

Hasta hace poco el lugar tampoco era demasiado reseñable, ya que sus habitantes no permitían incursiones y simplemente se dedicaban a vivir a su rollo. Pero hace unos meses han conseguido que la plataforma vuelva a funcionar y extraer petróleo. Eso puede suponer un cambio brutal en el statu quo de la zona, donde los Hijos de la Sangre Negra eran los únicos poseedores de combustible. Además, al contrario que estos, para los Celestes este preciado líquido es solo una fuente de ingresos con el que forrarse lo máximo posible, y no dudan en venderlo a quien les pague sus buenas balas. Por supuesto, los Hijos de la Sangre Negra ven con horror este comportamiento por el que no se reverencia a Tex’co y se permite que infieles disfruten de la Sangre Negra de la Tierra, y no dudan en intentar atacar a cualquiera que utilice aparatos que estén funcionando mediante combustible. Por ahora parece difícil que puedan intentar atacar a la Fortaleza del Cielo, pero nadie duda de que su fanatismo no puede permitir todo esto.

La Ratonera

Hace mucho tiempo, en los tiempos más convulsos cuando todo se fue al carajo, la moderna tecnología de las grandes ciudades empezó a ser errática. En unos de esos fallos, un antiguo proyecto de estación orbital para gente de pasta, creado por la megacorporación Wayland Puttani, se abalanzó contra superficie terrestre en una brutal bola de fuego como si fuera un lapo de Dios ardiente. Cayó a varios kilómetros de distancia de la zona donde ahora se encuentra el decadente asentamiento de Merkadome. Como si no fuera suficiente con el enorme agujero en el suelo que provocó el pepinazo, durante años se produjo un extraño fenómeno, muy posiblemente a causa de los estúpidos experimentos y pajas mentales para millonarios que se desarrollaban en su interior.
Un enorme campo electromagnético, la hostia de potente, empezó a arrastrar chatarra del mundo de antaño junto a la basura espacial y fue fusionándolo con los resto de la urbe que había debajo, creando con el tiempo una ciudad de chatarra. Compuertas, tuberías y restos, sin orden ni armonía alguna. Una ratonera mortal, llena de tesoros del Mundo de Antaño, que atraía peligrosas criaturas por igual. Con el tiempo el efecto ha cesado pero ha mantenido la estructura y el amalgama de extrañas formas dignas de la mente de un loco… Fijas y estables, pero con extraños efectos climáticos y luces parpadeantes que siguen azotando la zona, dándole un aire más fantasmagórico e inquietante si cabe. Lo más extraño de todo es que cuando las primeras bandas decidieron echarle pelotas y ver que podían rascar allí sin morir, alguien había instalado unas enormes pantallas en su periferia, que extrañamente emitían lo que había en su interior de pesadilla. Las buenas gentes del Páramo en su afán empresarial, vieron la oportunidad y rápidamente fortificaron la zona, colocaron vallas y pinchos, antros de vicio y pequeñas tiendecitas con mierdas que no quiere nadie pero todos compran creando «la Ratonera». Se trata de un deporte-espectaculo ultraviolento donde los que se atreven, se adentra en este kilométrico basurero durante varios días para buscar riqueza y fama, mientras los demás se entretienen viendo las mil y una formas más estúpidas que tienen de morir, esperando el día en que el extraño fenómeno vuelva aparecer y todos mueran, asquerosamente ricos, pero hechos papilla… El riesgo es la mejor droga… eso y la cocaína.

Pantanos Venenosos

Los Pantanos Venenosos están ubicados entre Merkadome y la Costa Oxidada, aprovechando el caudal que llega desde la presa del antiguo centro comercial. Están formados por una combinación de humedales, lagunas y canales serpenteantes cubiertos de vegetación sorprendentemente exuberante y densa. La característica más distintiva de los Pantanos Venenosos es su nombre bien merecido. El agua que fluye a través de ellos está impregnada de sustancias tóxicas y venenosas, resultado de la contaminación generada por los antiguos conflictos y desastres ambientales. Este envenenamiento del agua ha llevado a la muerte de muchas formas de vida, incluyendo animales y plantas, y ha creado un ambiente hostil para la mayoría de los seres vivos. La vegetación en los Pantanos Venenosos está compuesta principalmente por manglares retorcidos y árboles de pantano, que se elevan desde las aguas fangosas. Estas plantas han desarrollado adaptaciones especiales para sobrevivir en condiciones de baja oxigenación y suelos tóxicos. Sus raíces se entrelazan en una red intrincada, formando un laberinto impenetrable y pantanoso.

Explorar los Pantanos Venenosos en sí es una tarea arriesgada debido a las condiciones adversas y los peligros ocultos. Aparte de la toxicidad del agua, los visitantes deben lidiar con el terreno inestable y resbaladizo, los insectos venenosos y las trampas naturales. La navegación por los canales tortuosos es difícil y requiere habilidad y conocimiento local. Pero por si eso no fuera poco, en los últimos tiempos un grupo de mutardos liderados por una tal Mamá Guedé se ha mudado al lugar y se dedican a hacer cosas chungas vudús que dan un yuyu que te cagas.

El Sendero Prohibido

Muy al oeste de Merkadome, en los lindes con la zona contaminada, una gran porción de tierra se hundió mostrando una enorme caverna cuyas ramificaciones se internaban al sur bajo la tierra desolada por la radiación y la muerte. Allí dentro se abre el conocido como el Sendero Prohibido, una laberíntica red de túneles y cavernas desde donde los rumores dicen que si se atraviesa se pueden alcanzar nuevas tierras ricas y habitables más allá de la zona contaminada.
¿Y por qué no está lleno de viajeros? Por una parte, nadie ha conseguido cartografiar el Sendero en condiciones y es fácil perderse en sus múltiples túneles y no volver a ver la luz del día jamás. Y por otra parte, está repleta de peligros, y no solo naturales como derrumbamientos, abismos que solo se pueden atravesar por pasos angostos y hasta ríos de lava, o incluso las típicas criaturas y mutaciones del Páramo. No, ahí abajo hay criaturas más antiguas y terribles que acechan en la oscuridad. Seres que llevaban eones atrapadas y ahora quieren volver a reclamar lo que creen que es suyo. O bueno, eso dicen.

Vertedero

Sin lugar a dudas, hay pocos lugares que puedan hacer más honor a su nombre que Vertedero, ya que no es otra cosa que eso. Era el lugar donde los habitantes de la zona en el Mundo de Antaño echaban sus enormes cantidades de basura. Una especie de agujero enorme, rodeado por unos muros que avanzan hacia el interior en forma de escalera, que en cierta manera se parece a un coliseo con restos y un hedor terrible en lugar de espectáculos. Puesto que nadie quería acercarse por allí, empezó a ser un buen lugar donde los mutardos podían refugiarse, a salvo del odio que en muchas ocasiones generan entre los humanos. Poco a poco, la zona de los muros se fue llenando de más y más edificaciones de la cada vez más numerosa comunidad mutarda. En su centro se encuentra el edificio donde un cabezón (pero que muy, muy cabezón) reside y gobierna a estos pobres desgraciados.

Bestiario

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