Ignatius Miniatures presenta: V Reich

Publicar una respuesta


Esta pregunta es una forma de evitar inserciones automatizadas por Spambots.

BBCode está deshabilitado
Emoticonos están deshabilitados

Revisión de tema
   

Expandir vista Revisión de tema: Ignatius Miniatures presenta: V Reich

Re: Ignatius Miniatures presenta: V Reich

por RICO » Dom Dic 01, 2019 11:50 pm

y de espinete! como luce el perraco en el video de battletrick :mrgreen:

Re: Ignatius Miniatures presenta: V Reich

por ignatiusminiatures » Dom Dic 01, 2019 9:53 pm

Gracias! Ya sé que eres fan del cabronías de Patapalor :D :D

Re: Ignatius Miniatures presenta: V Reich

por RICO » Dom Dic 01, 2019 11:37 am

eeeey el peich ha vuelto! :mrgreen:
me sigue flipando patapalor.... es acojonante

Ignatius Miniatures presenta: V Reich

por ignatiusminiatures » Sab Nov 30, 2019 9:20 pm

Ahora que tengo un rato, re-subo un antiguo episodio de la serie docuemental procedente del antiguo foro.

Facción: V Reich
Nombre de la banda: V Peich

El V Peich es una unidad de élite del Reich, especializada en operaciones encubiertas y comunicaciones. Gracias a las habilidades de su excéntrico líder, el Marisjarl Chiquito Condemor, los soldados de esta unidad poseen formas propias de comunicación que les permite actuar como agentes de espionaje y contra- espionaje.

• • •


V Peich, una retrospectiva:

El doctor Forman avanzó cautelosamente detrás de dos soldats a través de la puerta metálica que daba acceso al recinto. Se parapetó detrás de unas cajas oxidadas, mientras estos se desplegaban hacia el lado derecho del patio y un segundo grupo entraba a la carrera para cubrir el lado izquierdo. Podía sentir la tensión en el ambiente mientras observaba cómo estos tomaban posiciones defensivas y quitaban los seguros de sus armas, prestos para enfrentarse a cualquier amenaza que pudiesen encontrar. Como sanitario del Reich, su función era permanecer en segundo plano para recauchutar a cualquier compañero caído en combate. En situaciones como esta, Forman se alegraba de no ser él quien tenía que estar en primera línea. Se armó de valor y asomó la cabeza por encima de la cobertura para hacerse una idea del lugar en que se encontraban. El gigantesco patio estaba completamente vallado y disponía de varias torres defensivas, dispuestas regularmente sobre el muro.

Desparramados por todo el recinto yacían los restos destruidos de equipo y vehículos de otra época, de los que recordaba haber visto ilustraciones en un viejo libro del Mundo Antiguo. Allí amontonadas pudo identificar partes de vehículos que se desplazaban sobre ruedas -como esos que usan los adoradores de Tex´co- aunque mucho más grandes, otros que parecían gigantescos pistolones que se arrastraban sobre una especie de cadenas y hasta pudo reconocer uno de esos gilicópteros sobre los que había leído…
Aquello era más de lo que su mente habría podido imaginar. Al final iba a resultar que ese colgao de Casco Rojo, que se había autoproclamado mariscal de su unidad, tenía razón en su obsesiva búsqueda de un almacén de armamento del mundo anterior al Gran Apoqueclipse, que según él sería la clave de la victoria del Reich en su Cruzada Mutardófoba

La verdad es que Forman temía a ese tipo más que a cualquier enemigo con el que se hubiese topado desde que terminó su instrucción. Casi se convencía a sí mismo de que preferiría enfrentarse a guantazos con una bestia del pozo que aguantar la aterradora mirada de aquel hombre… Y no ayudaba el hecho de que el temible Casco Rojo en persona le hubiera seleccionado a él, de entre un nutrido grupo de los sanitarios más aventajados de su promoción, para dirigir la enfermería de su unidad.

Con el perímetro asegurado, Casco Rojo entró, atravesando el patio con paso decidido, seguido de cerca por cuatro soldats que apuntaban sus armas en todas direcciones en busca de cualquier signo de elementos hostiles. Caminó hasta rebasar los restos de vehículos y observó a su alrededor, hasta que localizó la puerta que daba acceso al recinto interior de la base. Levantó la mano mientras se dirigía hacia esta, y todos los soldats abandonaron sus posiciones defensivas y se aprestaron a seguirlo.

Tratando de disimular el miedo que le atenazaba el cuerpo, Forman tragó saliva e hizo un gesto al resto de su equipo del pelotón sanitario, que tímidamente dejaron sus escondites en retaguardia para reunirse con él. Pudo ver cómo Casco Rojo y sus soldados comenzaban a desvanecerse mientras atravesaban la nube de gases que dejó la pesada puerta de la base al abrirse. Conforme se acercaban a la puerta para seguirlos, un escalofrío recorría su nuca…

• • •


Habían atravesado varios corredores y estancias para llegar hasta donde estaban. Por fin, toda la unidad se detuvo tras su temido líder ante una puerta acristalada, que daba acceso a lo que parecía ser un gigantesco laboratorio. Junto al panel de control que abría la mampara podía leerse: Proyecto Soldado Universal.

Retumbando desde el interior de su casco, una orden brotó con voz cavernosa:

-Doctor Forman, ha llegado su turno de demostrar su valía al Reich.

Señalando a las cámaras criogénicas en las que permanecían flotando unos hombretones gigantes en estado de hibernación, gruñó:

-Póngalos en marcha.


• • •

Habían pasado varias semanas desde que descubrieran el laboratorio y las primeras pruebas con los nuevos soldados habían resultado sorprendentes. Forman no había visto nada igual en su vida: aunque no tenían mucho cerebro y resultaban tercos y obstinados, estos soldados eran especialmente fuertes y resistentes, y respondían sin rechistar a las órdenes que se les daban por walkie talkie a los comunicadores que llevaban implantados. La verdad es que todo aquello había empezado a resultarle demasiado inquietante: aunque nunca lo hubiese reconocido en voz alta, Forman no podía evitar pensar que aquello le recordaba a cómo esos cabezones mutardos controlan a sus rebaños… No dejaba de repetirse que aprovecharía la primera ocasión que encontrase para solicitar que le destinasen a otra unidad.

Mientras el resto de su equipo llevaba a cabo las tareas rutinarias de análisis, entrenamiento y mantenimiento de los nuevos soldados, que terminaron por denominar Ubersoldat, Forman comenzó a disponer de más tiempo libre para interesarse por otras áreas del laboratorio. En otro área localizó unas antiguas máquinas que no parecían estar vinculadas con los super-soldados, si no que más bien parecían una especie de criaderos o incubadoras. Aprovechaba cualquier ocasión para investigar otras salas, en las que se acumulaban millares de receptáculos etiquetados, que según había visto en los albaranes contenían alguna extraña sustancia, a la que los Antiguos se referían como ADN.

Convencido de que aquella nueva tecnología supondría la excusa perfecta para solicitar al Führer su traslado a otro destino para dedicarse a la investigación, se armó de valor y se dirigió a uno de los almacenes para seleccionar una muestra. Como no tenía ni idea de qué galligartos sería ese ADN ni para qué serviría, se dijo que sería mejor empezar con algo sencillo, por lo que pudiera pasar... Recorrió los inmensos pasillos llenos de estanterías repletas de viales idénticos, hasta que uno llamó su atención. Sobre una vieja pila oxidada, como si alguien se hubiera olvidado de él, yacía uno de los recipientes, cubierto de polvo tras años de exposición al ambiente. Lo levantó sobre sus ojos y tras retirar con sus guantes la costra de sedimentos que cubría la etiqueta, Forman pudo leer: Chiquito.
Dirigiéndose con paso decidido hacia la incubadora, se dijo a sí mismo que sin duda el Proyecto Chiquito sería el logro más valioso de su carrera.


• • •


Varios años después…


• • •


El mutardo conocido como Pústulus trató de abrir los ojos. El dolor era insoportable, y cada intento de hacerlo era como si la luz del sol le abrasase por dentro. Trató de moverse, pero tenía ambas manos atadas a un poste tras su espalda. Notaba cómo una costra de sangre seca se le apelmazaba a un lado de la cabeza, donde parecía estar la fuente su dolor. Parpadeó varias veces antes de que su borrosa visión pudiese darle alguna pista de dónde se encontraba.

-Por fin te has deslegañao, tron.- Pústulus reconoció la familiar voz de Mantecas, uno de sus camaradas mutardos del Frente Revolucionario MUAC!.

-Nos han jodido bien… ¿Dónde coño tamos?

Los dos mutardos estaban atados a sendas estacas en el patio de un fortín militar.

-Esos joeputas del Reich nos encalomaron en la vereda de Tuercemorros y nos trajieron p’acullá. Nos han dao un buena soba d´hostias. Creí que ya tabas tieso…- Pústulus comenzó a toser violentamente. Escupió un chorretón de sangre espesa que le encharcaba la boca, lo que le hizo consciente de la gravedad de sus heridas internas.

-Pos paece que mucho más no me queda…

El ruido de la conversación atrajo la atención de sus captores, que se acercaron a los dos mutardos cautivos. Dos soldats del Reich atravesaron el patio, armados con varas de madera, dispuestos a proseguir con el interrogatorio ahora que sus interlocutores parecían estar de nuevo en condiciones de hablar.

Los guardias les propinaron de nuevo varios golpes con las varas. -¡Cobardes! ¡No sus lo vamos a preguntar más! Decídnos lo que queremos saber. ¿Dónde está ese fistro, ese diodená de persona humana?-

-¿Pero a estos jijas que les pasa en la boca?¿qué coño decís, tolais?- Pústulus apenas entendía lo que decían aquellos fulanos, que no tenían reparos en seguirles apaleando.

-¡Reláaajese usterl! Vaich a verl lo que es bueno cuando venga el Marisjarl Condemor...

En ese momento, al otro lado del patio una puerta se abrió con un quejido y una figura comenzó a avanzar hacia ellos de forma extraña. Daba la sensación de que recorría dos pasos para alante y otro para atrás, mientras que se ponía una mano como si le doliese el lomo y emitía ruidos extraños. -¡ Ay canemor l! ¡Cuidadín! Mientras recorría el patio de esta guisa, todos los soldados se cuadraban a su paso y, moviendo las manos haciendo círculos como si cogieran puñados de sal, le saludaban respetuosamente: - ¡Jarl, Chiquito!

-¡Decíiidme dónde se esconde vuestro jefe, ese pecador de la pradera de Caratrucha, u os voy a hacer pupita en el fistro duodenal! ¡Por la gloria de mi madrel!

-¡Veste a freír nabos, tío raro!- exclamó Pústulus, escupiendo al suelo frente al recién llegado.

- ¡Ese fistro danimarl!-respondió el aludido, visiblemente ofendido.

El denominado Marisjarl hizo un gesto a sus hombres, que prestos cogieron sus rifles y formaron una línea frente a los dos cautivos (no sin antes dar varios pasos y respingos p’alante y p’atrás) y señalándoles dio la orden: - ¡Hasta luego, Lucas!

-A güán!- Los soldats cargaron sus rifles con un sonido metálico. Los dos mutardos se miraron entre sí y asintieron, en un gesto de comprensión, dispuestos a enfrentarse a su inminente muerte con dignidad.

-A peich!- los integrantes del pelotón de fusilamiento levantaron sus armas para apuntar a los cautivos, mientras ambos mutardos gritaban al unísono, con toda la energía que les quedaba: -¡MUUUAAAAAAAAAAAAAAACCCCCC!!

-Agromenáuer!



Nombre en clave: Marisjarl Chiquito Condemor (mariscal).
Imagen

Imagen

Imagen

Imagen

Imagen


Nombre en clave: Pecadora de la Praderal (soldat).
Imagen

Imagen

Imagen


Nombre en clave: Fistro Duodenal (soldat).
Imagen

Imagen


Nombre en clave: Tipi-Cande-More (soldat).
Imagen

Imagen


Nombre en clave: A Guans (Subhumano).
Imagen

Imagen

Imagen

Imagen


Nombre en clave: A Peis (Subhumano).
Imagen

Imagen


Nombre en clave: A Gramenauer (Subhumano).
Imagen

Imagen


Nombre en clave: Capitán Peska-Novak (sanitario y futura Personalidad no oficial ).
Imagen

Imagen

Imagen


Nombre en clave: Patapalor (soldat).
Imagen

Imagen

Imagen


Nombre en clave: Soldado univerjarl (Ubersoldat).
Imagen


Nombre en clave: Fräulein Metralleta (soldat).
Imagen

Imagen

Arriba