Hola trons.
Como todo quisqui sabe, el Páramo está lleno de bichos peligrosos, que te pueden arrancar las pelotas a poco que te descuides. Normalmente la basca se va por ahí a verlas venir, sin coscarse de qué bestia se puede encontrar, y luego pasa lo que pasa. Por eso he decidido dedicar mi vida a ser un masca de estos temas, siendo Bichólogo y Mutardólogo Oficial del Gremio Electroprotéico de la Carne y el Metano de Puentechatarra (del que soy miembro fundador, y también presidente, secretario, tesorero y especialista de campo). Soy el doctor Sarious e intentaré en esta Guía de los animales, criaturas y mutaciones del Páramo realizar un estudio chachi de los bichos que pueblan nuestro mundo.
Las cucarratas, o ratarrochas como algunos gilipollas las llaman por hacerse los especialitos, son como la enésima combinación de bichos que te puedes encontrar por el Páramo, en este caso de una rata de alcantarilla y una cucaracha de las que no matas ni con una bomba. No te dejes engañar porque son pequeñajas, porque estas hijas de puta son mucho más listas y mortíferas de lo que parece, sobre todo en grupo.
Descripción
Las cucarratas son unos bichos asquerosos, con un cuerpo que parece que se hubieran peleado una rata y una cucaracha en un callejón oscuro y esto es el resultado que salió de ahí. Tienen un tamaño que va desde el de la micropicha de mi primo segundo Volo al de un jodido gatete chiquitín, aunque lo normal es un término medio más cerca del de la rata de toda la vida. Tienen un pelaje áspero, oscuro y escamoso, mezclado con partes quitinosas y unas antenitas que se retuercen como si estuvieran de fiesta. En general no ves dos iguales, ya que algunas tiran más a rata y otras a cucaracha, unas son más grandes y otras más pequeñas, y todo así como a voleo. Incluso en una misma camada unas pueden ir de un palo y otras de otro.
Eso sí, si hay algo común es que los ojos de estas bastardas emiten un destello maligno, y sus patas terminan siempre en unas pequeñas garras afiladas que les permiten trepar por todas partes y escurrirse entre la basura con más facilidad que un político corrupto en una investigación. Y no nos olvidemos de sus colas, largas y peludas, que se agitan en el aire mientras planean cómo fastidiar tu día.
Hábitat
Estas cabronas infestan especialmente los lugares más asquerosos, inmundos y abandonados de los asentamientos y ciudades en ruinas. Aunque generalmente de esconden en las cloacas, túneles subterráneos y en los rincones más oscuros de edificios que nadie en su sano juicio visitaría, cada vez más les mola la vida urbana y han aprendido que vivir entre la mierda de la gente, ya que se han dado cuenta de que es mucho más sencillo. En algunos asentamientos se han convertido en una auténtica plaga. En Puentechatarra menos mal que están los Kafres del Túnel, que si no podía ser el puto acabose.
Comportamiento
Las cucarratas son unas bestias omnidévoras, que significa que comen de tó, les da igual bichos, carroña, plantas, mierda u otras cucarratas. Así que las hijoputas son más adaptables que un mi sobrina Jenny en una entrevista de trabajo. Que mira, precisamente esta es otra que también come de todo, si sabéis a lo que me refiero.
Pero lo peor de todo es que no os penséis que son alimañas tontas; estas hijas de puta son listas y hasta se comunican entre ellas. Han desarrollado lo que yo llamo el «sistema de chismorreo» para avisarse mutuamente de posibles problemas y organizarse para joderte el día. Son como las típicas vecinas cotillas que se pispan de todo. Lo único bueno es que de día es muy raro encontrárselas, ya que son bichos más nocturnos que una cita a escondidas, acechando en las sombras y saliendo en grupos cuando la oscuridad les favorece. Pero lo flipas, cuando se ponen a cazar en grupo, como un puto equipo de hockey sobre arena, usando tácticas coordinadas para darle un buen susto a presas desprevenidas. A ver, no como el equipo de Puentechatarra que parecen un grupo de tullidos y tarados, sino un equipo medio normal.
Usos
A pesar de su pinta de alimaña asquerosa de las que apetece pisar o darle una patada en cuanto la ves, las cucarratas tienen algunos usos en el Páramo. Algunos flipados las han entrenado para cazar insectos indeseados y sobre todo para actuar como unos jodidas detectoras de problemas con sus «sistema de chismorreo» (ya que me he inventado ese término no pensaba usarlo una vez en todo el tocho). Pero hay que tener mucho cuidado con esto, porque aunque parezca que están controladas, las puñeteras realmente están todo el tiempo planeando como escapar y joder al que las ha tenido esclavizadas… y al final suelen conseguirlo.
En cuanto a comérselas, a ver, en caso de mucha necesidad las cucarratas cocinadas pueden ser una sorprendente fuente de proteínas. Pero es que son muy asquerosas, saben conforme a la pinta que tienen y encima preparar estas cabronas exige destreza y valor. Ya os digo que la gente prefiere morirse de hambre que zamparse estos bichos. Ellas no tienen esos remilgos, y por eso nos sobrevivirán seguro.